Fuente: terra.cl
SANTIAGO, diciembre 06.- Una noche plagada de éxitos, nostalgia y el indiscutible talento de una de las bandas más importantes del rock mundial, fue la que vivieron los miles de fanáticos que llegaron hasta el Estadio Nacional para presenciar el esperado concierto de retorno del trío británico “The Police”.
Luego del teloneo del talentoso californiano “Beck”, más rockero de lo esperado y tibiamente recibido por un público que recién comenzaba a llenar el recinto, la banda conformada por Sting en bajo y voz, Andy Summers en guitarra y Stewart Copeland en batería, saltó al escenario con treinta minutos de retraso, cerca de las 22:30 horas.
Vestidos con colores oscuros, su atuendo no daba pistas de la fiesta que venía, y que arrancó con un golpe de nocaut: “Message in a Bottle” abrió los fuegos de una seguidilla de verdaderos himnos del rock inglés de los ’80.
"Walking on the Moon", "Every Little Thing She Does is Magic", "De Do Do Do, De Da Da Da", "Wrapped around your Finger", "Invisible Sun" y una versión más suave de "Don´t Stand So Close To Me", fueron parte del repertorio de un recital programado para dos horas y 20 canciones, y que pasados cerca de 60 minutos ya llegaba a su clímax con "Roxanne", un hit imperecedero coreado por miles de gargantas en el recinto de Ñuñoa.
El público rendido a sus pies, 45 mil personas según datos de la productora, 50 mil según un entusiasta Sting que sacaba cuentas e invitaba a aplaudir a "100 mil manos", sacando a relucir su poco practicado español en varios momentos del show.
Entre los asistentes, con un claro promedio de edad sobre los treinta años, figuraban además famosos como Álvaro Henríquez, Fernando González, el "Negro" Miguel Piñera, la ex intendenta metropolitana Mónica Rincón, la secretaria general de RN Lily Pérez, las hermanas Ángela y María José Prieto, y las parejas de Pablo Mackenna y Javiera Díaz de Valdés, y Mónica Pérez y Francisco Sagredo, entre otros.
Mostrándose en plena forma musical, el grupo exhibió todo su virtuosismo y oficio con un sonido impecable, y una puesta en escena que incluía tres ultra nítidas pantallas en el escenario y otras dos en la mitad de la cancha para la galería.
Aunque Sting acaparó la admiración, especialmente del público femenino, exhibiendo un excelente estado físico y una voz en la que no se nota el paso de los años, el “regalón” del público fue Copeland quien en cada solo de batería se robaba una ovación de los fanáticos.
Los años distanciados y el peso de una gira que partió en mayo pasado, mostraron que faltaba la complicidad de sus años de juventud, pero el trío lo suplió con una ejecución perfecta y una entrega que dejó a 45 mil chilenos sonrientes.